viernes, 19 de junio de 2009

La pintura en el siglo XX: El Fauvismo


El fauvismo representa una reivindicación del color puro, empleado ya en la heráldica y en las minaturas medievales y desaparecido con el tiempo por el empleo de los colores matizados y del claroscuro. ¿Qué sentido tiene esta reaparción del color puro?

Con los fauves el color empieza a desempeñar un papel extraordinariamente personal. Los fauves emplearán el color puro. Ya Toulouse-Lautrec trabajaba de esta forma el color, sin matices. Los impresionistas ya habían destacado en el tratamiento del color. Para ellos, el color era algo inesperado, un producto de la luz (el Sol se pone y las hierbas no son forzosamente verdes, pues también pueden ser rojas). Es decir, todo era color. Un azul, un verde, eran perpetuos matices. Con los fauves los colores adquieren más fuerza por sí mismos, completamente independientes, separados del objeto que colorean, y también aparecen colores imprevistos: árboles rojos, azules, debido precisamente a esa total independencia entre el color y el objeto coloreado, es decir que el color sale del contorno, ya no define las cosas. Antes, el azul definía el mar, el cielo. Ahora, lo definido es el color. Los fauves son como unos cocineros de la paleta, en la que cocinan sus colores, lo cual supuso un efecto bastante sorprendente para el público que deseaba concreciones, que esperaba ver las clásicas imágenes con sus atributos de color. Con los fauves, el público se sorprendió al ver que los colores no eran los mismos que esperaba ver, no eran los de la Naturaleza, ni tampoco los colores por medio de los cuales creía que se definían los objetos.


¿Qué ha significado Matisse dentro del panorama del arte actual?

Matisse fue el maestro del fauvismo. Es un inventor y un gran creador dentro de la pintura. Un pintor con una concepción nueva, muy personal de ella, y que reivindicó cierta libertad en los juegos de líneas y de colores. Provoca la sorpresa con sus formas más violentas y el color inesperado. Es, además, un pintor de una sensibilidad extraordinaria, un pintor realmente excepcional. Fue un creador en el sentido más estricto de la palabra. Estaba verdaderamente dotado de una autoridad absoluta para la creación de formas.


¿Por qué Dufy, que destacó en su tiempo, se encuentra ahora casi olvidado?

Esto no es exacto. Lo que ocurre es que, en pintura, los gustos cambian enormemente y hay impresiones sucesivas, las cuales varían de un modo contínuo, pero no se tiene que prestar mucha atención a eso. Dufy, que fue uno de los grandes fauves y también un gran artista dotado de un gusto excepcional, con una seguridad de vista verdaderamente prodigiosa, tenía muchísimos dones y encantos; presentó de la vida imágenes muy felices, siempre graciosas, vivas y alegres. Era un dibujante maravilloso; sabía representar todo el encanto de la vida, del agua, de las flores, de los jardines, de las mujeres; todo aquello que proporciona el encanto de la existencia. Era un artista muy fecundo. Pintó con ocasión de una importante exposición universal la Feé Electricité (uno de los cuadros más grandes del mundo), que tenía dones verdaderamente mágicos. Supo disfrutar mucho pintando y, al mismo tiempo, lo hizo con una conciencia y una seriedad inalterables. Uno no debe juzgarlo de espíritu un poco ligero porque sea gracioso y agradable; por el contrario, era un gran artista que tuvo siempre conciencia de su arte y de su trabajo.

La pintura en el siglo XX: Los Nabis


¿Qué son los nabis? ¿Presentan una coherencia pictórica como movimiento artístico o son, simplemente, un grupo de amigos con una actitud más o menos común?

Son pintores que surgieron directamente de Gauguin, del cual recibieron un mensaje, lo que llamaron "el talismán". Parece que un día Gauguin dijo que les enseñaría como se debía pintar, y sobre la tapadera de una caja de cigarros puso una serie de colores, totalmente al margen de cualquier modelo o imitación; lo hizo guiado únicamente por una voluntad instantánea, por una voluntad de yuxtaponer tonos en una superficie. La pintura era eso. Y ese talismán pasó a manos de los jóvenes pintores de la Academia Jullian; desde entonces, la pintura se convirtió en un puro ejercicio del espíritu. Estos jóvenes se apartaron de las sensaciones, de la Naturaleza, y realizaron la liberación de la pintura del mundo exterior, de cualquier preocupación de representación. Eran unos jóvenes pintores que se sintieron totalmente libres, y se abandonaron a sus ideas. Les gustaba la vida moderna, la Naturaleza, los jardines, las flores, la vida de París, la vida urbana. Por supuesto, siguieron sus propias sensaciones, pero con una adhesión predominante a la pintura en sí misma; crearon una pintura sabrosa, fresca, con un gusto a libertad, llena de sensibilidad. Ellos significan una renovación, la cual, de hecho, no está tan lejos de la que los impresionistas encontraron en la contemplación de la Naturaleza y de los elementos fluidos relacionados con ella: el aire, el agua, los efectos de luz; pues bien, los nabis, Bonnard, por ejemplo, también conocieron esta misma liberación, esa misma juventud, ese sentimiento de frescor y, al mismo tiempo, no olvidaron la lección del talismán, la lección de Gauguin, que significaba una cierta búsqueda de estilo. También se caracterizaron por el gusto a la intimidad, por el intimismo. Representan la vida bajo su aspecto cotidiano, en la calle, en el jardín, en las meriendas campestres, en toda clase de escenas de la vida cotidiana y también de la vida moderna. No hay que olvidarse del papel que tuvo en ese momento Toulouse-Lautrec. Toulouse-Lautrec, que fue igualmente uno de los creadores del expresionismo, se manifestó por medio de sus carteles, con figuras recortadas, excesivas en su descubrimiento de los aspectos más cotidianos, más populares de la vida: Montmartre, los burdeles, el circo...De modo que Toulouse-Lautrec representa todo eso, representa un sentimiento de la vida moderna más agudo, casi sarcástico, cómico y doloroso al mismo tiempo; y los nabis estuvieron sometidos a su influencia, se le acercaron en ese sentido, participando de su misma postura, en un mismo gusto por la vida moderna en sus aspectos más corrientes, más normales. Los nabis también realizaron carteles. Fue un momento en que éstos se elevaron a la categoría en el mundo del arte; eran tan importantes como el cuadro.


¿Representa Bonnard un lazo de unión con los fauves?

Sí, los fauves pueden haberse originado en él, ya que era un colorista extraordinario y para el cual el color vivía independientemente de lo que coloreaba. Para Bonnard, los colores cuentan por sí mismos, se extienden por encima de las superficies sin considerar los objetos que colorean.

jueves, 18 de junio de 2009

La pintura en el siglo XX: Postimpresionismo


Van Gogh, Gauguin y Toulouse-Lautrec hoy día se estudian como postimpresionistas, ¿cuál es su relación con el impresionismo? y ¿cómo se relacionan con los movimientos posteriores?

Eso ya es otra historia, otra cosa, otra tendencia. Todo ese período es extraordinariamente rico, está lleno de revoluciones, las cuales se suceden o desaparecen simultáneamente. Después del impresionismo se puede considerar que dos vías, dos caminos, bifurcan a la pintura: uno marcado básicamente por Cézanne y, también por el idealismo, por el simbolismo de Gauguin, pero sobre todo por Cézanne y por su voluntad de construcción intelectual, por su voluntad de reordenar la Naturaleza -y eso apunta directamente hacia el cubismo, que, en sus comienzos, se manifestará como seguidor de Cézanne-. La otra vía, el otro camino, parte de Van Gogh. Este artista era un explosivo, un genio fulgurante que se movió en un destino patético y marginal, lleno de aventuras, extraordinario, que llevó una vida de marginado, de aislamiento, que culminaría con la locura y el suicidio. A partir de este personaje se abre otro camino para la pintura: el expresionismo, de gran influencia en Alemania. La pintura se convierte en un medio de expresar, no de imitar la Naturaleza. Las formas adquirirán entonces un aspecto violento, totalmente libre, totalmente independiente del mundo exterior, el cual será animado por medio de pulsiones violentas procedentes de la psique del artista.

La pintura en el siglo XX: El Surrealismo


¿Situaría usted el surrealismo dentro de la renuncia a los sentidos?

Sí. Los surrealistas también cuentan las fantasías de su vida interior, también hablan del sueño. Es decir, dejan flotar su imaginación a través del mundo, a través de lo que se ve; y ellos verán otras cosas, y esas cosas, distintas de las que vemos normalmente, se les aparecerán bajo un aspecto fantástico, dentro de otra realidad que sustituye a la realidad, una surrealidad. Por supuesto Odilon Redon y los simbolistas son unos precursores del surrealismo.

La pintura en el siglo XX: El Modernismo


¿Que opinión le merece el modernismo? ¿Es tan sólo un arte decorativo?

El arte 1900 ha sido un poco desdeñado, un tanto olvidado, pero ahora se comprende todo su interés. Se ha visto desacreditado por haber sido un arte decorativo, ligado, por otra parte, al simbolismo. Este arte nuevo, este nuevo estilo, este arte 1900, se manifestó sobre todo en el mueble, en la decoración, en las joyas, en los adornos. Por todo ello, ha sido algo despreciado, pero se expresaba también en arquitectura, en ciertas formas arquitectónicas, en el arte de los grandes arquitectos franceses y belgas...Cierto es que el arte 1900 ha producido algo nuevo y que continúa deleitándonos, y eso que es un arte que no se ha desarrollado en el arte mayor. No creo en la distinción entre artes mayores y menores, pero un estilo confirmado en lo que se llama arte menor, es decir, en la decoración, corre el riesgo de ser un arte decorativo, más bien que un arte creador sustancial. Expresándose en una gran obra de pintura, de escultura y de arte es cuando uno afirma su estilo.

La pintura en el siglo XX: El Simbolismo


Cronológicamente, el simbolismo es posterior al impresionismo. Sin embargo, implica un retorno a ciertas tendencias anteriores. ¿Significa esto un retroceso?, o, por el contrario, ¿aporta algo nuevo?

Hablando con propiedad, el simbolismo es un gran movimiento que va más allá de la pintura y se manifiesta básicamente por medio de la literatura, la poesía. En este terreno, fue una reacción contra el naturalismo, el naturalismo de un Flaubert o de un Zola, y se manifestó básicamente por medio de un renacimiento poético, que se concretó en las personalidades de Baudelaire, Verlaine, Mallarmé, Rimbaud, Laforge. Los poetas simbolistas tenían de la realidad una concepción filosófica fundamentada en el movimiento, en la espontaneidad, en el pasar de las cosas, en su carácter efímero. En sus matices se acercaban, estaban próximos, a la filosofía del impresionismo: una filosofía del tiempo, la ilusión perpetua que se lleva las cosas, la luz que las engulle, que nunca permanece fija, que nunca es estática, que se mueve constantemente, que desaparece perpetuamente. Había pues cierta analogía entre las búsquedas de los poetas simbolistas y la de los pintores impresionistas. Respecto a esto, pienso en los matices de Verlaine, en su musicalidad, esa tendencia a que todo se funda en la música. Todo esto se halla muy cerca del impresionismo. Pero, por otra parte, hay en el simbolismo algo que nos separa del impresionismo: un determinado idealismo. Ese retorno a la inteligencia, al intelecto, contra la sensación, como en el caso de Seurat, y también en el de Cézanne y Degas, que, a pesar de ser pintores impresionistas, al mismo tiempo tenían algo completamente distinto: buscaban un significado simbólico a sus formas, y Cézanne dominó las de la Naturaleza por una voluntad de composición totalmente intelectual. En ese momento aparece también otro personaje, por completo simbolista: Odilon Redon. En Redon domina la idea, la vida interior, el sueño. Y en ese sentido se opone totalmente a los impresionistas, pues estos pintaban la Naturaleza, pintaban únicamente a partir de sus sensaciones; el arte de los impresionistas es esencialmente óptico: todo pasa en el ojo y por el ojo. Con Redon todo pasa por la cabeza, por el pensamiento, por el sueño. En esos momentos la palabra sueño se empleó contantemente: la emplearon Verlaine, Mallarmé y los discípulos de estos poetas simbolistas; un estado de sueño perpetuo en el que deseaban estar y que les permitía realizar, crear, cosas sublimes, exquisitas. En ese punto, estamos ya muy lejos del sensualismo de los impresionistas, del sensualismo de Renoir, por ejemplo; estamos muy lejos de ese puro contacto con la Naturaleza, de ese juego de colores, es decir, del puro impresionismo. Ahora, con Odilon Redon, la cabeza toma las riendas, no en el sentido de que intente ordenar las cosas -ese será el papel de Cézanne-, sino en el de contarnos visiones del mundo interior, de lo que se llama el sueño. Aquí empieza otra gran revolución. La pintura ya no será únicamente lo que se ve, sino lo que se piensa, lo que uno imagina, lo que el intelecto y el sueño inventan.