martes, 23 de diciembre de 2008

Matisse


Me dicen que murió Matisse. Me impresiona la noticia, porque se va viendo desaparecer a la que con más motivo puede ser llamada la generación de vanguardia, la que rompió el fuego, la que emprendió la primera acometida.


Se les llama, unas veces, los "fauves". "Fauve", esto es: fieras, animales salvajes, lo cual tiene una significación que ahora no hay tiempo ni espacio para explanar.


Maurice Denis, Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Matisse...,luego los expresionistas alemanes: Nolde, Max Pechstein, etc., luego otra vez en Francia, Derain, Dufy...Es, al mismo tiempo, una rotura con lo que el impresionismo tenía de descomposición de la forma, y, por lo tanto, una vuelta a la forma. Es una línea -pudiéramos incluso decir, una tradición nueva- que, en realidad, se continúa hasta el surrealismo, línea de la cual el cubismo es una desviación.


Para mí, esta línea es la de la verdad pictórica.


Entre aquellos primeros, en mi concepto -expongo maneras de ver propias, que acaso no sean compartidas por ahí delante- Matisse representa, probablemente, aquel punto de estilización que constituye el "deber ser", en pintura.


El cubismo es, por ejemplo, una desviación hacia el volumen, asunto, si se quiere, de la escultura e incluso de la arquitectura, pero en la pintura, innecesario, por lo menos.


En Matisse, encuentro la forma en trance de purificación, la figura, si se quiere, en sí, incluso exenta de masa, delicadamente indicada, en una simbiosis feliz de línea y color.


Una pintura desmaterializada, sin ese espesor con que se quiere engañar a la vista -el conocido "trompe l'oeil" en que otros han recaído- pues ha demostrado varias veces Matisse que no le hacían falta más que las dos dimensiones de la tela, sin tener que fingir la tercera, ni siquiera necesitaba la inútil descomposición cubista, ni las reducciones geométricas que, en otros, han decepcionado tantas veces.


Él y Van Gogh las dos mayores altitudes del grupo, más sutil que Van Gogh, si Van Gogh es mucho más rico y poderoso.


También es Matisse un pintor alegre, que no se alejó nunca enteramente de la belleza, y que pintó cosas finas y afinó las que, en otras manos, resultaron tantas veces bastas.


A mi ver, poseía el genio de la estilización; al menos, la estilización tal como yo la entiendo.


Es posible que sus aciertos no fuesen intencionales, muchas veces -acaso todas-, mas, al parecer no les ofrecía resistencia, se dejaba vencer por una inspiración acaso superior a él. En todo caso, su obra ahí está.






Vicente Risco