lunes, 29 de diciembre de 2008

Valdés Leal


Silencio. ¿Quién sonríe?

Un temblor que se apaga.

Un humo que enmudece.

Ni más ni menos. Nada.



¡Oh, virulencia clara,

profunda llama oscura!

Ni más ni menos. Nada.

Viento de la amargura.



Luz de postrimería.

Un ataúd, la caja

de colores, vacía.

Ni más ni menos. Nada.



Duro pincel espada,

pincel mojado en sangre

de garganta cortada.

Ni más ni menos. Nada.



¿Vais a llorar? ¡Grandeza

de agonía enterrada!

Rodando, una cabeza,

otra cabeza. Nada.

Ni más ni menos. Nada.



Vértigos, viejas ramas,

broncas ramas de olivo,

de encendidas retamas.

Color muriendo vivo.

Ni más ni menos. Nada.



Línea en ciclón, anchura

de sombra lacerada.

Alma en pena: pintura.

Ni más ni menos. Nada.



¡Oh pintor de la nada!

La paleta en tu mano:

tierra para el gusano,

una guadaña helada.

Ni más ni menos. Nada.





Rafael Alberti